Hoy, en nuestra casa de acogida Cristo Peregrino en Ibarra, hemos vivido una jornada significativa que reafirma nuestro compromiso con el bienestar de todas las familias que forman parte de esta comunidad. Desde el amanecer, nuestros equipos se dedicaron con esmero a mantener los espacios comunes en las mejores condiciones posibles, asegurando que cada rincón de nuestra casa se sienta limpio, seguro y acogedor.
Estas actividades diarias son mucho más que simples tareas de mantenimiento; son actos de cuidado colectivo que reflejan nuestro deseo de ofrecer un entorno digno para cada persona que llega buscando refugio y tranquilidad. Al cuidar de estos espacios, ayudamos a que cada familia pueda sentirse realmente en casa, rodeada de un ambiente donde la dignidad y el respeto se viven cada día.
Mientras tanto, también se realizó la entrega de medicamentos a las familias que ayer fueron atendidas por la Unidad Médica Móvil. Esta intervención médica no solo proporciona un alivio físico, sino también un alivio emocional, garantizando que todos tengan acceso al tratamiento necesario para su salud y bienestar. Ver la tranquilidad en los rostros de las familias que reciben este apoyo es un recordatorio constante de la importancia de nuestra labor y de cómo pequeñas acciones pueden tener un gran impacto en la vida de quienes más lo necesitan.
En Cristo Peregrino, cada gesto cuenta. Desde el cuidado de los espacios hasta la atención médica, todo suma para crear un lugar donde cada persona se sienta valorada y respetada. Nuestro objetivo es ir más allá de brindar refugio; es construir un verdadero hogar donde cada familia, sin importar su origen o su historia, encuentre el apoyo y la comprensión que necesita para empezar de nuevo.
Queremos agradecer a todas las personas que contribuyen diariamente con su tiempo, su esfuerzo y su corazón, a todas las familias que ponen de su parte para mantener nuestra casa en armonía, y a los profesionales de la Unidad Médica Móvil que trabajan incansablemente para garantizar el bienestar de todos. Gracias a su dedicación, nuestra casa de acogida sigue siendo un faro de esperanza y solidaridad, un lugar lleno de vida, calidez y humanidad, donde cada día se construyen nuevas oportunidades y se renuevan sueños de un futuro mejor.